NARRADORES ORALES INFANTILES DESDE ECUADOR
…O LA BECA DE UN CERRITO DE CUENTOS
Michael era un típico niño de los barrios populares de Guayaquil: morenito, bajito, delgado, con unos ojos como de pechiche (un fruto negro con destellos marrón, de aroma delicioso y sabor único). Estudiaba en una escuela con infraestructura básica y maestras que hacían lo que podían. Una mañana la directora le dijo que debía asistir como representante de la escuelita a un taller gratuito para aprender a contar cuentos. Y como él era el chistoso y hablador del curso, quién mejor para ir a cumplir esta misión.
Al principio no fue fácil que se abriera, el barrio te hace ser desconfiado y aprendes primero a observar y después a hablar. Junto con él llegaron cerca de 30 niños y niñas más y la algarabía fue mucha… con los días se redujo porque cuando se enteraron que la cosa iba en serio, que había que leer, practicar, jugar y poner mucho empeño algunos se retiraron. Michael se quedó.
Cuando subía a escena iniciaba una especie de vuelo del que no sabíamos cómo retornarlo. Sus maestros quedábamos colgando de un hilo, pues nunca estábamos seguros de para donde llevaría el cuento, pues ese universo único que le pertenecía lo hacía improvisar, añadir, comentar… volar.
Fue todo un aprendizaje el que nos dio Michael, el que nos dieron los que llegaron con incontinencia verbal, los hiperactivos, los reservados, los de voz bajita, los de voz potente, los bromistas y los reflexivos… Todo esto hoy nos permite afirmar que hemos creado una metodología de trabajo bien sustentada para que estos pequeños sepan crear, estructurar, desestructurar un texto, improvisar en escena, decirlo a viva voz con energía y, sobre todo, afecto por el oficio y por quienes escuchan. Afecto como afectación y afecto como acto de amor.
Llevamos 7 años trabajando y somos conocidos como la Beca de Formación de Narradores Orales Infantiles UN CERRITO DE CUENTOS (así mismo se llama un encuentro internacional de cuenterit@s que organizamos anualmente, pero ese es otro cuento). Actualmente son parte de esta beca 12 niños y niñas de entre 11 y 15 años, somos 6 maestros y tenemos 6 montajes, hemos viajado con los libros y en avión: nos invitaron a la Feria del Libro de Bogotá. Los papás y mamás de puro contagio organizaron un club de lectura con libros para gente grande. El 2013, al cumplir sus 15 graduamos a nuestros tres primeros cuenteros: hoy están cerca de ingresar a la universidad. ¿Se convertirán en artistas profesionales? No lo sabemos, pero el solo hecho de haberlos acercado a la magia de las palabras, a la poesía, al arte de saber escuchar y decir, ya nos es suficiente.
A Michael hace un par de años su mamá lo retiró de la Beca porque esto de contar cuentos era peligroso para la economía de la familia. Este texto es en su homenaje, para que nunca olvide la semilla sembrada, para que un día siga volando.
Ángela Arboleda es narradora oral y directora de la Corporación Cultural Imaginario, con la que organiza en Ecuador el Encuentro Internacional de Narradores Orales “Un Cerro de Cuentos” y el de Narradores Infantiles “Un Cerrito de Cuentos”.
@CorpoImaginario – Facebook de la Corporación Cultural Imaginario